01 Jun EL Peyote
De buena mañana, una serpiente sin hambre lo tomó,
y de pronto una multitud de conejos sabrosos vio.
Pero una vez que el efecto de súbito se alejó,
la pobre y repleta serpiente, apenada se quedó.
También un terrateniente, rico en tierras y mansión,
en una perfumada infusión se lo bebió.
En el horizonte rojo una gran cosecha vio,
mas llegó lo inevitable: con sus sentidos ya estables la tristeza
lo invadió.
El chamán de aquella aldea con el peyote jugaba,
ofrecía sueños al pueblo, bellezas que no anhelaban.
Y con el efecto muerto, de a poco las despreciaban,
deseando tener todo lo que otros atesoraban.
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