05 Nov Cabrero
Muy de mañana me despierta el olor de la tahona a pan cocido, auténtico del pueblo. A dulces: perrunillas, galletas de boda, a roscón, buñuelos de viento y de cumpleaños, a olor a cebolla y ajo…refrito, a migas, floretas, tirabuzones; que son delicias para los golosos.
A lo largo avanza el día y siguen los agradables olores, a tierra mojada, a moñiga de vaca, a cagalutas de la cabra que contrarrestan con el jabón casero hecho artesanal. Huele a queso fresco de cabra, a hojarasca de castaños, a vendimia y aguardiente, a gloria y a orujo.
A su vez, también se nota el olor característico de cada persona, de niños, jóvenes y mayores.
Nuestra tierra son colores, pero también son olores.
Ascensión Fagúndez González.
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