
13 Nov SUBVERSIÓN
Trastocar, dar la vuelta. Destruir lo establecido, ser libre para decir, unirse contra el poder, lo injusto o la opresión de los nadies. Ser conscientes de la mordaza para atravesarla. Luchar contra el pensamiento único. Sin miedo escénico. Presente en todos los idiomas, habita bajo la piel de héroes y heroínas, se nutre de la luz tenue cenital o del más antiguo y terrorífico baile de máscaras.
A propósito de esto, la obra teatral Ay Carmela, escrita por José Sanchís Sinisterra en 1985, es un homenaje a las Brigadas Internacionales, un movimiento utópico formado por miles de jóvenes que dieron su vida por defender la democracia. Su principal reivindicación es la de no olvidar a los que mueren, pues solo cuando se les deja de recordar, muere con ellos su historia.
Cuenta la historia de Carmela y Paulino, dos actores de revista que actúan en la España Republicana durante la guerra civil. Por un error cruzan al otro bando y son apresados por los franquistas, que les obligan a representar una parodia de brigadistas internacionales que van a ser fusilados. Carmela, llena de indignación, se niega y subvierte esta orden. A causa de ello, corre el mismo destino y también es fusilada.
A partir de ahí, un solitario Paulino no tiene más consuelo que el alcohol y las visitas del espíritu de Carmela.
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