Del verbo en latín patior, sufrir o sentir. Sin ella no hay escena, no hay Teatro. Es fuego ardiendo libre, sin control. La piel en estado gaseoso constante, un corazón sangrando, los dientes apretados. La rabia presa liberada con un grito que rompe el cielo. Es un puño superando un techo de cristal. Dos cuerpos confundidos en la tormenta. La pluma shakesperiana que escupe celos en Othello, que rebosa ambición en Macbeth o encadenada por las dudas en Hamlet.

“Interpretar es caminar descalza por la hierba, húmeda aún después de la tormenta, y que el viento susurre en tus oídos las lejanas voces de las musas. Un atardecer cálido, donde tus ojos no llegan a divisar la línea que separa este mundo del de los sueños; donde una pequeña gota de lluvia mezclada con luz surca el cielo a lomos de una ninfa de cabellos largos, casi inacabables, que se deslizan hacia el otro lado. Una sonrisa, una lágrima, una llamarada.
Una niña jugando en su escondite, intrépida, fuerte e invencible”.

Cristina Fernández. Actriz y directora. SKENE Teatro. Badajoz.