Cambio de ubicación. Estar en el mundo, conocer y conocerse, desaprender a cada paso.  En su tiempo verbal, la mejor medicina para curar la ignorancia. Cambiar de piel. Beber de un río. Perseguir al sol. Cerrar los ojos para diluir el tiempo y caminar por sus rendijas dejando huella en la antigua Roma, profanando templos que profesan religiones antiguas, corriendo entre los carruajes a la entrada de un corral de comedias o adivinando la magia tras la esquina de una calle concurrida. Todo ello, todos los viajes suceden en la escena.

Pedro Calderón de la Barca

De la mano de este dramaturgo viajamos a nuestra tierra. Concretamente a Zalamea de la Serena.

El alcalde de Zalamea, una de sus obras más conocidas, nos hace viajar al mes de junio de 1580, cuando el rey Felipe II se coloca al frente de las tropas en la provincia de Badajoz para entrar en Portugal, en un ambiente de hostilidad entre los soldados y los campesinos.

Esta obra se representa cada año en la localidad de Zalamea de la Serena. En 2018 ha cumplido 25 ediciones y su director Miguel Nieto, fallecido en agosto de este año, coordinó durante todo este tiempo a más de trescientas personas de la localidad, que participan cada edición en la representación. Sin duda, uno de lo patrimonios culturales más importantes de Extremadura.

Cada verano un acontecimiento muy especial envuelve a una localidad de la provincia de Badajoz, la cual viaja al pasado de la mano del Teatro. En la imagen, un momento de la representación de El Alcalde de Zalamea, de Pedro Calderón de la Barca. En agosto de 2018, se ha celebrado la XXV edición de esta joya cultural en la que participa cada año todo el pueblo y que ha estado dirigida todo ese tiempo por Miguel Nieto, recientemente desaparecido. Fuente: Sitio web del Ayuntamiento de Zalamea de la Serena

A continuación os dejamos unas palabras de la periodista Olga Ayuso. Sirvan de homenaje al legado de Miguel Nieto:

Todos los veranos, aparecía por Mérida, con su sombrero eterno: se lo quitaba para abrazar y besar, nada más. Pocas veces le vimos sin él. Vivió lo suficiente para ver cumplir un cuarto de siglo a su obra más querida: la representación popular de El alcalde de Zalamea.

Todos los veranos, en Zalamea de la Serena, más de 800 vecinos ocupan varios espacios de la localidad para escuchar (y alguno, recitar) aquello de “Al rey, la hacienda y la vida se han de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios” y aquello otro de: “Que no hubiera un capitán si no hubiera un labrador”.

El Alcalde de Zalamea se transformó en su proyecto vital. Allí todos se saben esta obra de memoria. En las ruedas de prensa, siempre nombraba a todas las mujeres que hacían el vestuario: este año, a Manuela y Marcela Blázquez, Consuelo García, Amparo Marcianes, Antonia Paquico, Lole Dávila, Isabel Villar, Isabel Romero y Concepción Paredes. Porque las mujeres, decía, se veían siempre eclipsadas por los personajes masculinos de El alcalde de Zalamea y ellas eran las que trabajaban mucho más tiempo, muchos más meses, dejándose la vista, en la sombra.

Las entradas se vendían enseguida. “Al echar la vista atrás y encender el motor de la memoria, asaltan tantísimos recuerdos, sensaciones, emociones y metas perseguidas que te das cuenta, con claridad, del tiempo transcurrido y de lo alcanzado en esta aventura que comenzó, para mí, como un trabajo más y que fue transformándose en una idea, vaga en sus orígenes, hasta tomar forma y convertirse en una ilusión, en un sueño”.

Lo escribió él mismo para celebrar los 25 años de esta representación popular que fue creciendo y creciendo. Hizo mucho más, pero se le recordará por la maravilla de implicar a toda una localidad en una obra de Calderón de la Barca.

Olga Ayuso

Periodista cultural. Canal Extremadura.